Hace unas semanas fue emitido el Decreto 0670 de 2025, una norma que marca un nuevo rumbo en la gestión de residuos en Colombia. Tuve el gusto de participar activamente en su análisis, incluso desarrollando un espacio de conversación a través de un webinar abierto, que me permitió recoger muchas inquietudes, ideas y expectativas de diversos actores del sector.

No escribo estas líneas como un ejercicio de opinión técnica aislada, sino con el propósito genuino de aportar a la construcción colectiva de una visión de país que se comprometa con la sostenibilidad, la equidad y la corresponsabilidad. Este blog es una invitación a reflexionar —pero también a actuar— frente a los retos y oportunidades que trae consigo esta nueva hoja de ruta.

Desde una mirada crítica pero constructiva, el decreto propone ambiciosos objetivos que buscan, entre otras cosas, reincorporar los residuos a las cadenas productivas, reducir la disposición final, fortalecer la labor de los recicladores de oficio y promover una transformación cultural hacia el consumo responsable. Lo hace a través de una arquitectura normativa compleja que articula la creación de Parques Tecnológicos y Ambientales (PTA), reformas tarifarias, nuevas exigencias en los Planes de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIRS) y mecanismos de gobernanza local como los Pactos Territoriales.

Lo que está en juego no es menor: pasar de una lógica de enterrar residuos a una en la que se reconozca su valor como recursos estratégicos. Pero esta transición requiere mucho más que decretos. Exige capacidad institucional, financiación adecuada, voluntad política, innovación tecnológica, y especialmente, participación activa de todos los actores en la cadena de gestión de residuos. Las empresas de servicios públicos, los recuperadores de oficio, la industria, los gobiernos locales, la academia y la ciudadanía tienen un papel irremplazable en este proceso.

No obstante, el decreto también nos reta. En la práctica, ¿estamos listos para implementar verdaderos modelos de aprovechamiento? ¿Cómo garantizar que los municipios más pequeños o rurales, con debilidades técnicas y financieras, puedan cumplir estos objetivos? ¿Qué acompañamiento tendrán las organizaciones de recicladores para transitar de la informalidad a la formalización con sostenibilidad? ¿Tendremos la capacidad de articular normas, proyectos e inversiones en un horizonte coherente?

En este punto, más que quedarnos en el diagnóstico o en la crítica, debemos promover una mirada propositiva. Esta es una oportunidad histórica para construir un nuevo modelo de desarrollo basado en la economía circular, la justicia social y la corresponsabilidad ambiental. Pero su éxito dependerá de cuán participativos, articulados y persistentes seamos como país.

Hoy más que nunca, los espacios de formación, concertación y co-creación son fundamentales. La implementación del Programa Basura Cero no puede recaer solo en algunos actores. Requiere de un tejido de actores informados, proactivos y articulados. Por eso, el verdadero desafío no está únicamente en lo que dice la norma, sino en cómo respondemos como sociedad.

¿Estamos listos para pasar del discurso a la acción? ¿Podremos convertir los residuos en oportunidades reales de empleo, innovación y sostenibilidad? Este decreto nos pone frente a esa disyuntiva. Y nos invita, más que a observar, a participar.

La transición hacia un modelo Basura Cero no se dará de la noche a la mañana. Este será un proceso de mediano y largo plazo, que exigirá continuidad, coherencia institucional, inversión sostenida y aprendizajes permanentes. Es posible que los verdaderos resultados se reflejen en años, incluso décadas. Pero iniciar ahora es una urgencia.

Además, este camino no lo recorremos solo por nosotros, tenemos una responsabilidad profunda con las generaciones futuras, que ya nacen en un mundo marcado por la crisis climática, la escasez de recursos y la degradación ambiental. Desde hoy debemos formar, educar y sensibilizar a niñas, niños y jóvenes para que comprendan su rol en esta transformación. Porque el legado que dejemos no será solo una nueva normativa, sino una nueva cultura del cuidado, la sostenibilidad y la corresponsabilidad.

 


La opinión expresada en esta entrada de blog es de exclusiva responsabilidad de su autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Pacto Global Red Colombia.