La línea entre la legalidad es más clara que delgada tal como lo demuestran los países donde la legislación es reflejo de justicia, el imperio de la ley no admite esguinces y el sentido común está en el ADN. Uno de los países ejemplo de lo anterior es Suiza donde las acciones para garantizar la ética en los negocios ha llegado a la minería y comercio del oro.

"Sheshonq" fue el nombre de la operación que identificó y acabó con el cartel de comercialización del oro extraído ilícitamente de los yacimientos del Amazonas brasilero donde hubo detenciones e incautaciones por más de 36 millones de dólares. Esto no hubiera sido posible sin la alianza y articulación con las autoridades brasileras -Ministerio Público Federal (MPF) de Brasil- que destinó personal, equipo e infraestructura para vigilar incluso los territorios indígenas Yanomami. Los resultados confirmaron los altos niveles de depredación y contaminación derivada de las malas prácticas de la extracción ilegal hecha por delincuentes de alto poder y capacidad de daño. Así mismo se develaron las transacciones de adquisiciones de oro y la comercialización con empresas de Italia, Hong Kong Emiratos, Estados Unidos y Suiza, entre otros países, que obligó a desarrollar mecanismos de trazabilidad y control de la cadena de producción y comercialización del oro.

De acuerdo con los reportes y la investigación del medio de comunicación suizo SWI, en Venezuela la extracción ilegal de oro también está asociada a grupos delincuenciales donde hay violaciones graves a los Derechos Humanos como violencia armada, asesinatos, extorsión, explotación laboral, trabajo infantil, castigos físicos, violencia de género, explotación sexual y administración de justicia. Según Cox entre 70% y 90% del oro en esa región es ilegal y se utiliza para lavado de dinero, es así como Suiza desde 2016 dejo de importar oro de ese país y la misión de Venezuela ante la ONU no ha respondido a las solicitud del portal de noticias SWI -Swissinfo.CH- para su labor de investigación periodística.

Según la ONU el año 2017 alrededor de 15 millones de personas estaban ocupadas en la minería de oro a pequeña escala en todo el mundo y se calculaba que un millón de trabajadores eran niños y que 4,5 millones eran mujeres. En cuanto al uso de mercurio, elemento indestructible, prohibido en todo el mundo y que utilizan los ilegales y en muchas explotaciones de la pequeña minería para separar el oro de otras sustancias. El mercurio es un metal pesado altamente tóxico y contaminante que se acumula en los seres vivos y puede causar a las personas daños permanentes, incluyendo problemas neurológicos, ceguera, demencia y muerte.

La radiografía de Colombia tampoco es distinta en algunas partes del territorio pues la explotación ilegal de oro en el norte del departamento del Cauca, Nariño, Sur de Bolívar y bajo Cauca es tan o más violenta que la de Venezuela o Brasil pero también hay que resaltar los esfuerzos y casos de éxito de las grandes empresas mineras en Colombia que han acogido los estándares Guía para el oro responsable de la Ocde, Iniciativa para un oro mejor BGI y los Principios Voluntarios en Seguridad y Derechos Humanos CME.

Para la pequeña, tradicional y mediana los casos de éxito se han hecho a través de alianzas con la Secretaria de Minas de la Gobernación de Antioquia, la academia, las grandes empresas, empresarios visionarios y las agencias de cooperación como USAID que han podido legalizar, acompañar y proteger a los pequeños mineros de la mano de la Policía Nacional con su grupo de Carabineros. Algunos de los casos son Hacienda Rio Rayo, Mujeres de Oro, Oro Legal y Tierra Dorada que son ejemplo mundiales de minería que brillan por responsables, sostenibles, respetuosos e incluyentes.

Artículo publicado originalmente en La República


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