Colombia atraviesa, una vez más, un doloroso déjà vu. La violencia, como un eco trágico de las últimas cinco décadas, se manifiesta con nuevas caras, pero con las mismas consecuencias: muerte, miedo, polarización, retrocesos sociales y fractura del tejido humano. La pregunta es inevitable: ¿hasta cuándo seguiremos atrapados en esta lógica destructi...