La reciente Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo en Sevilla ha vuelto a poner de manifiesto la enorme brecha de inversión de 4 billones de dólares anuales necesarios para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU para 2030. Si bien la cumbre de Sevilla generó compromisos históricos, como triplicar la capacidad de préstamo de los bancos multilaterales de desarrollo, también dejó claro que las promesas por sí solas no son suficientes para desbloquear el capital que el mundo necesita (Ojiambo, 2025). Este panorama, nos invita a reflexionar sobre cómo podemos acortar la distancia entre los ambiciosos compromisos globales y la realidad de quienes más necesitan estos recursos.
Un ecosistema de oportunidades, a menudo desconocido:
El laberinto de la financiación Existe una amplia oferta de recursos de fomento (tanto de crédito como no reembolsables), para proyectos asociativos y alianzas, pero el desconocimiento de esta oferta por parte del sector productivo y la arraigada cultura de la individualidad, tienden a dificultar el acceso a estos recursos. Organismos Multilaterales, Bancos de Desarrollo, Agencias de Cooperación Internacional Gubernamentales, Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y fondos especializados, representan algunos ejemplos de oportunidades en el ámbito de la financiación climática y el desarrollo sostenible.
Una de las mayores frustraciones para los beneficiarios es la desconexión entre la oferta de recursos y la capacidad para acceder a ellos. Es un ecosistema vasto, pero a menudo fragmentado y carente de una hoja de ruta clara para quienes no están inmersos en el mundo de las finanzas y el desarrollo. La información existe, pero no siempre llega a quienes la necesitan, o no se hace de manera comprensible y accionable.
La fuerza de la asociatividad: Rompiendo barreras invisibles
La cultura de la individualidad que predomina en nuestra sociedad obstaculiza la creación de más asociaciones y el trabajo en equipo, elementos que son cruciales para lograr economías de escala y mayores beneficios a través de la asociatividad. Trabajar en conjunto no solo facilita el acceso a la financiación, sino que también fomenta la innovación, el intercambio de conocimientos y la creación de un impacto colectivo mucho mayor. En ocasiones se observa como proyectos con gran potencial se quedan en el camino por la dificultad de sus promotores para asociarse y articular alianzas estratégicas. La financiación, especialmente la no reembolsable y aquella orientada a la sostenibilidad y el impacto social, prioriza cada vez más las iniciativas colaborativas. La asociatividad no es solo una opción, sino un imperativo: Genera confianza, diversifica riesgos y atrae el interés de grandes fondos e instituciones que buscan maximizar su impacto.
No obstante este vacío, es importante reconocer que ya existen proyectos asociativos exitosos que son un referente y un faro de esperanza. Estas pocas iniciativas demuestran que, a través de una disciplina inquebrantable, una profunda empatía por las necesidades comunes, un compromiso férreo y un trabajo en equipo ejemplar, es posible superar los desafíos y acceder a oportunidades que transforman realidades. Su trayectoria es digna de admiración y debería servir como inspiración para que otros sigan este camino de colaboración y prosperidad compartida. Es el momento de dejar atrás la actitud de autosuficiencia aislada y abrazar la potencia de la unión para lograr metas que individualmente serían inalcanzables.
El Puente entre Oportunidades y un Futuro Sostenible
Es imperativo que los actores del ecosistema productivo tomen conciencia de las oportunidades de financiación disponibles y superen las barreras culturales que frenan la colaboración. Solo mediante una gobernanza más transparente y un compromiso genuino con la asociatividad, lograremos desbloquear el capital –tanto privado como público– indispensable para avanzar hacia un desarrollo global verdaderamente sostenible. El desafío para los consultores es conectar estas oportunidades financieras con iniciativas innovadoras, para lo cual se necesita traducir el complejo lenguaje técnico que en ocasiones presentan los términos de referencia de cada convocatoria, en oportunidades concretas y tangibles que generen valor real y que resuenen directamente con las necesidades y aspiraciones de los potenciales beneficiarios.
Para que este puente sea sólido y duradero, es fundamental ir más allá. Es necesaria la construcción de capacidades que valoren el conocimiento local, para empoderar a las comunidades y organizaciones con las herramientas y el conocimiento para su formalización, cumpliendo con estándares de transparencia y gobernanza. La transferencia de conocimiento, la mentoría y el acompañamiento técnico, se vuelven cruciales para traducir las intenciones en acciones, asegurando que los recursos financieros no solo lleguen, sino que generen el impacto transformador que el mundo necesita.
Referencias:
Ojiambo, S. (7 de Julio de 2025). Cómo una gobernanza corporativa más transparente podría ayudar a rescatar el desarrollo global.
La opinión expresada en esta entrada de blog es de exclusiva responsabilidad de su autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Pacto Global Red Colombia.
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