Tamaño de fuente: +

Con hechos o con babas

Con hechos o con babas

En este país, donde todos llevan en el alma el sueño de convertirse en grandes empresarios, los ejemplos abundan: desde el matrimonio que empezó vendiendo tortas caseras o crepes y hoy son empresas ejemplares, hasta los jóvenes innovadores que han transformado la economía con domicilios inteligentes o bancos digitales. Y, por supuesto, los miles de emprendimientos cotidianos que todos conocen y ven en cada esquina. Son ellos los que producen el dinero que los gobiernos locales, regionales y nacional usan para funcionar.

En tiempos de erosión institucional, algunos países, regiones y poblaciones han encontrado en sus empresarios no solo generadores de empleo y pagadores de impuestos, sino líderes sociales de carne y hueso, capaces de mover comunidades enteras alrededor de las prioridades locales y regionales con hechos concretos. No con discursos ni promesas. Hoy, más que nunca, se necesita un empresariado que se remangue, que organice y cohesione a las comunidades, que forme verdaderos líderes y, sobre todo, que asuma riesgos en territorios donde otros apenas ven votantes o presupuestos para abusar.

En Colombia sobran ejemplos de empresarios comprometidos, desde campesinos que se unen en mingas para resolver problemas comunes, hasta las grandes industrias energéticas, mineras, de petróleo, gas, agroindustria y de alimentos que han traído estándares globales para transformar territorios más allá de lo que exige la ley. Pero tampoco se puede obviar el magnífico aporte que han hecho los conglomerados nacionales que han desarrollado organizaciones de la sociedad civil para dinamizar mejores prácticas, coadyuvar a las instituciones públicas y ser garantes del cumplimiento de los Derechos Humanos en alianza y mejoramiento de la las Instituciones de Educación, de Salud, medio ambiente y de Organizaciones de la Sociedad Civil y Centros de investigación.

Grandes iniciativas como La Fundación Social, gremios como la Federación Nacional de Cafeteros, Asocaña, Fedegan, ANDI, el Grupo Ardila Lulle, el Grupo Bolívar, son algunos de los muchos ejemplos de instituciones que desde su Propósito Superior trabaja por mejorar, dignificar e igualar las oportunidades y accesos en los lugares más apartados y olvidados.

La recuperación del Colombia después de estar arrodillada por el narcotráfico y los otros grupos ilegales fue gracias a decisiones políticas para lograr la seguridad y un liderazgo empresarial que comprendió el sentimiento colectivo. Iniciativas como Proantioquia,- liderada por Juan Sebastian Betancur QEPD- seguidas por Compromiso Valle, Corpobogotá, Funcicar y Prorinoquia, entre otras iniciativas regionales demuestran cómo el sector privado puede organizarse para lograr cambios trascendentales.

En vez de huir del problema, estos empresarios entendieron que sin alianzas multipartitas no hay futuro. Porque no existen empresas viables en entornos inviables. Y no se limitaron a firmar comunicados: se arremangaron, dialogaron, generaron cultura de respeto, innovaron para fortalecer la confianza, la gobernanza y la democracia.

Algo similar ocurrió en Ruanda. Tras el genocidio de 1994, las compañías como Bralirwa (Heineken) y Bank of Kigali bajo el liderazgo del presidente Paul Kagame comprendieron que la reconstrucción debía ser moral, política y económica.

El llamado es claro:

  • Empresarios: No deleguen más su rol como actores políticos del desarrollo. Liderar no es únicamente aportar a campañas: es construir confianza, formar líderes y generar tejido social en los territorios donde tienen impacto sus negocios.
  • Gremios: Pasen de ser centros de disciplina empresarial a verdaderas incubadoras de propuestas en alianza con líderes regionales y locales. Este es su momento de evolución.
  • Cooperativas, Fundaciones y Organizaciones de la Sociedad Civil: Canalicen esa fuerza silenciosa que articula la promoción de los Derechos Humanos, educación, salud y economía solidaria hacia los lugares donde nadie más llega. Su hora de liderar a nivel nacional ha llegado.
  • Ciudadanos: Participen, vigilen y exijan. Porque el cambio no lo logra uno solo, sino todos juntos.

Porque si ustedes —los que hacen país desde el esfuerzo diario— no llenan los vacíos de liderazgo con hechos… otros lo harán con babas y con violencia.

Artículo publicado originalmente en La República


La opinión expresada en esta entrada de blog es de exclusiva responsabilidad de su autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Pacto Global Red Colombia.

2
Educar para la paz: una urgencia moral y cultural
“No soy una niña terca y dispersa”: Repensar los e...

Artículos relacionados

 

Comentarios

No hay comentarios por el momento. Sé el primero en enviar un comentario.
Sábado, 28 Junio 2025