Niñas realizan tres veces más trabajo doméstico no remunerado que los niños

El trabajo doméstico no remunerado, según Anif, compromete su desarrollo económico, especialmente en zonas rurales.

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Foto: Imagen generada con Inteligencia Artificial - ChatGPT

Por: Daniel Hernández Naranjo

Un nuevo informe de Anif, divulgado en los últimos días, reveló que el trabajo infantil doméstico y de cuidado no remunerado sigue recayendo de manera desproporcionada sobre las niñas en Colombia, perpetuando desigualdades de género y comprometiendo su futura participación en el mercado laboral.

El documento, titulado “Trabajo doméstico y de cuidado no remunerado: una realidad de las niñas colombianas”, muestra que por cada niño que realiza labores domésticas y de cuidado sin remuneración, hay casi tres niñas que las ejecutan y que la brecha se amplía aún más en las zonas rurales, donde puede llegar hasta cinco niñas por cada niño.

Según el documento, estas tareas incluyen cocinar, lavar platos, tender camas, limpiar, cuidar a niños menores de cinco años, personas con discapacidad, adultos mayores y ayudar en tareas escolares y aunque no se trata de trabajos formales ni remunerados, la exigencia horaria y física es equivalente a una carga laboral que interfiere con los derechos fundamentales de las niñas, como el acceso al estudio, al descanso y al juego.

En este sentido, los investigadores advierten que esta sobrecarga temprana de responsabilidades domésticas moldea desde la infancia los roles de género en el hogar y en la comunidad, ya que las niñas entre los cinco y los diecisiete años asumen de manera sistemática tareas que, en muchos casos, representan una extensión no reconocida del trabajo adulto.

“Estos patrones condicionan la trayectoria educativa y económica de las niñas, afectando su futuro acceso a empleos formales y su autonomía económica”, señala el reporte, que además advierte sobre la transmisión intergeneracional de estos roles, especialmente cuando estas niñas se convierten en madres.

En contraste, aunque más niños que niñas participan en el trabajo infantil remunerado, ellos suelen hacerlo por decisión propia o como forma de obtener ingresos, mientras que las niñas enfrentan una presión social y familiar para asumir tareas del hogar que no son reconocidas ni valoradas.

Brecha de género

La investigación de Anif también conecta esta realidad infantil con los datos de la Cuenta Satélite de Economía del Cuidado (2020-2021), la cual muestra que las mujeres adultas entre los 19 y los 59 años dedican más del doble del tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, lo que perpetúa una distribución desigual del tiempo y limita las oportunidades de participación femenina en el mercado laboral.

Para el cuarto trimestre de 2024, la proporción de niñas frente a niños en trabajo doméstico no remunerado fue de 2,9 a 1; mientras que en trabajo doméstico y de cuidado combinado, la proporción fue de 2,7 a 1 y en las zonas rurales, estas cifras se agravan notablemente, según los datos analizados por Anif a partir de la información del Dane.

De esta forma, concluyen que es urgente adoptar políticas públicas integrales que protejan a las niñas de cargas laborales prematuras, comenzando por promover la redistribución equitativa de las tareas del hogar, de modo que no recaigan desproporcionadamente sobre ellas; transformando los roles tradicionales de género dentro de los hogares y fomentar una corresponsabilidad real entre todos los miembros de la familia.

También se destaca la necesidad de fortalecer las economías familiares, sobre todo en zonas rurales, donde la pobreza estructural obliga a las niñas a asumir responsabilidades de cuidado. Para ello, Anif propone mejorar el acceso a oportunidades de empleo formal para adultos, con el fin de reducir la dependencia de las niñas como cuidadoras dentro del hogar, ya que esta medida, acompañada de programas de permanencia escolar, puede romper el ciclo de exclusión y sobrecarga que enfrentan muchas menores.

El informe plantea, además, que debe incorporarse el trabajo no remunerado en el diseño de políticas económicas y sociales, partiendo de que la economía del cuidado no puede seguir siendo invisible ni ignorada en la planeación estatal.

Por último, indicaron que mejorar el acceso a servicios públicos como salud, educación y redes comunitarias de cuidado permitirá liberar tiempo para las niñas y sus madres, y construir así una economía más equitativa, productiva y sostenible en el largo plazo; teniendo claro que la falta de oportunidades para ellas, es una de las realidades latentes del mercado.

Fuente: PORTAFOLIO