Las empresas, regiones y ODS 2030, en la acción contra el hambre
Liliana Dávila, Nutricionista. dietista . Especialista en el manejo de enfermedades crónicas
Foto:Universidad Nacional
Por: Liliana Dávila
Los últimos datos de entidades como el Dane, la Fao y el Instituto Nacional de Salud (INS) nos proporcionan un panorama claro de la urgencia
En diversas regiones de nuestro país, los indicadores de hambre y malnutrición persisten como un desafío apremiante, socavando el potencial humano y el desarrollo sostenible. En nuestro país, la situación de hambre y malnutrición sigue siendo una preocupación apremiante, especialmente en las regiones más vulnerables. Los últimos datos de entidades como el Dane, la Fao y el Instituto Nacional de Salud (INS) nos proporcionan un panorama claro de la urgencia:
Para 2024, la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave en los hogares colombianos alcanzó 25,5%, lo que se traduce en que más de 14,4 millones de personas no tuvieron acceso libre y constante a alimentos suficientes y de calidad. Esta cifra, aunque ligeramente menor que en 2023, sigue siendo alarmante.
Las disparidades regionales son notorias. Los centros poblados y el rural disperso presentan la mayor prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave, con 34,2% en 2024. Departamentos como La Guajira (52,4%), Sucre (49,5%) y Córdoba (47,6%) continúan reportando las tasas más elevadas.
La vulnerabilidad es mayor en hogares específicos: aquellos con jefatura femenina registran una prevalencia de 28,2%, superando a los hogares con jefatura masculina (23,1%).
En la primera infancia, la situación de la desnutrición aguda sigue siendo crítica. El INS reportó 21.483 casos de desnutrición aguda moderada y severa en menores de 5 años en 2022, un aumento del 34.9% respecto a 2021. La prevalencia en 2024 fue del 0.67% de casos por cada 100 niños menores de cinco años, una cifra superior a años anteriores.
Lo más desgarrador son las vidas que se pierden. En 2024, se han confirmado 149 fallecimientos de niños y niñas por desnutrición en el país, con los departamentos de La Guajira (31), Chocó (28) y Antioquia (14) como los más afectados. Además, se han registrado 21.867 casos por morbilidad asociados a desnutrición en 2024, un 7.19% más que en 2023.
A esta realidad se suma la "doble carga de la malnutrición": si bien la desnutrición persiste, el país también enfrenta un incremento en el exceso de peso (sobrepeso y obesidad). En niños de 5 a 12 años, 1 de cada 4 presenta exceso de peso, y en adolescentes, el 17,7% tiene obesidad o sobrepeso (Ensin 2015). En adultos, más de 54% de la población adulta presenta exceso de peso.
Estas cifras no son solo estadísticas; representan vidas, potencial no desarrollado y un obstáculo directo para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030, especialmente el ODS 2 "Hambre Cero". La necesidad de una acción coordinada y profunda nunca ha sido tan evidente. Si bien los esfuerzos gubernamentales y de la sociedad civil son vitales, la magnitud de este problema exige una alianza estratégica y audaz. Es aquí donde la empresa privada emerge como un actor fundamental, capaz de aportar no solo recursos económicos, sino también innovación, eficiencia y capacidad de impacto para generar un cambio cultural profundo y duradero que resumo:
La Urgencia de una Alianza Estratégica
La malnutrición, en sus diversas formas, no es solo una cuestión de acceso a alimentos; es un entramado complejo de factores socioeconómicos, educativos y culturales. Abordarlo eficazmente requiere una visión holística y una acción mancomunada. Las empresas, con su infraestructura, redes de distribución, conocimiento del mercado y compromiso con la responsabilidad social, poseen una capacidad única para catalizar transformaciones significativas. Más allá de la filantropía tradicional, estamos hablando de un modelo de valor compartido, donde la inversión social genera beneficios tangibles tanto para las comunidades como para las propias organizaciones.
Pilares de un Impacto Transformador: Educación y Proyectos Sostenibles
Para erradicar el hambre y la malnutrición de raíz, debemos enfocarnos en dos pilares interconectados:
Educación para la Transformación Cultural:
La desinformación y las prácticas culturales arraigadas son a menudo barreras tan grandes como la escasez de alimentos. Una estrategia educativa robusta, con el apoyo de la empresa privada, puede:
Promover Hábitos Alimentarios Saludables y Sostenibles: Capacitar a las comunidades sobre nutrición balanceada, el valor de los alimentos locales, la importancia de la inocuidad alimentaria y la reducción del desperdicio. Esto incluye talleres interactivos, campañas de concientización y el desarrollo de material didáctico adaptado culturalmente.
Fomentar la Soberanía Alimentaria Local: Educar sobre técnicas de agricultura sostenible, huertas caseras y comunitarias, y el uso eficiente de los recursos naturales, empoderando a las familias y comunidades para producir sus propios alimentos de manera resiliente.
Cambiar Percepciones y Estigmas: Abordar las creencias erróneas sobre la alimentación, la imagen corporal y la salud, promoviendo una relación positiva y consciente con la comida, crucial para el bienestar mental y físico.
Desarrollo de Proyectos que Impulsen los ODS 2030:
La empresa privada puede liderar o co-invertir en iniciativas que ataquen directamente los desafíos de la seguridad alimentaria y la nutrición, alineándose con las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2 Hambre Cero, así como otros ODS relacionados (Salud y Bienestar, Agua Limpia y Saneamiento, Producción y Consumo Responsables):
Sistemas Alimentarios Resilientes: Inversión en infraestructura para la conservación, transporte y comercialización de alimentos locales, reduciendo pérdidas post-cosecha y mejorando el acceso a mercados para pequeños productores.
Innovación en Nutrición: Desarrollo y distribución de alimentos fortificados, suplementos nutricionales o soluciones de bajo costo para poblaciones vulnerables, utilizando la capacidad de investigación y desarrollo de las empresas.
Modelos de Negocio Inclusivos: Creación de cadenas de valor que integren a productores locales, fomentando el empleo digno y el desarrollo económico en las regiones afectadas.
Gestión del Agua y Saneamiento: Apoyo a proyectos que garanticen el acceso a agua potable y saneamiento básico, esenciales para la absorción de nutrientes y la prevención de enfermedades relacionadas con la malnutrición.
La Empresa Privada puede ser parte de la solución del hambre y la mejoría de indicadores como la desnutrición.
La clave reside en construir propuestas de valor claras y atractivas. No se trata solo de pedir ayuda, sino de ofrecer una oportunidad de inversión en un futuro más próspero y estable:
La inversión en la lucha contra el hambre y la malnutrición puede mejorar la reputación corporativa, fortalecer las cadenas de suministro, expandir mercados, atraer y retener talento, y obtener una "licencia social para operar" que es invaluable a largo plazo.
Las Alianzas Público-Privadas (APP): Facilitarían marcos de colaboración que definan roles, responsabilidades y métricas de éxito claras para proyectos a gran escala.
Se puede promover la Innovación Abierta: Las empresas pueden co-crear soluciones, aprovechando su experiencia en tecnología, logística y marketing para diseñar intervenciones más efectivas.
Intervención en la Medición y Reporte de Impacto: Establecer indicadores de impacto robustos que permitan a las empresas cuantificar el retorno social de su inversión, fortaleciendo su compromiso.
Es momento de pasar de la preocupación a la acción coordinada. ¡Invitamos a las empresas a ser los arquitectos de un futuro nutrido y equitativo para todos!
Como nutricionista dietista, veo el inmenso potencial de la empresa privada para catalizar un cambio real y sostenible en la salud alimentaria de nuestras comunidades. Más allá de la donación, la clave está en la inversión estratégica y el empoderamiento a través del conocimiento.
Un Futuro Nutrido por la Colaboración…
La erradicación del hambre y la malnutrición en nuestras regiones no es una utopía; es una meta alcanzable si trabajamos juntos. La empresa privada, con su dinamismo y capacidad de ejecución, es un socio indispensable en este camino. Al unir fuerzas con las comunidades, los gobiernos y la academia, podemos generar un efecto multiplicador, no solo mejorando los indicadores, sino construyendo sociedades más saludables, resilientes y con pleno potencial para alcanzar las metas de los ODS 2030.
Aquí, propongo 5 acciones concretas para que las empresas integren la nutrición y la seguridad alimentaria en el corazón de su RSE (Responsabilidad Social Empresarial):
Creación y Financiamiento de "Escuelas de Nutrición Comunitaria" o Centros de Educación Alimentaria Itinerantes. La empresa financia la infraestructura (física o móvil) y el personal (nutricionistas, educadores) para impartir talleres regulares y sistemáticos en comunidades rurales o urbanas vulnerables.
Programa "Siembra Nutrición": Apoyo a Huertas Caseras y Comunitarias con Asistencia Técnica Nutricional. Empresas del sector agrícola, de bienes de consumo o incluso bancos, podrían proveer semillas adaptadas a la región, herramientas básicas y, fundamentalmente, asistencia técnica continua para el establecimiento y mantenimiento de huertas.
Desarrollo y Distribución de Productos Alimentarios Fortificados de Bajo Costo. Empresas de alimentos o farmacéuticas, en alianza con universidades o centros de investigación, invierten en I+D para desarrollar o adaptar alimentos básicos de consumo masivo (ej. harina de maíz, sal, aceite) con micronutrientes esenciales (hierro, yodo, vitaminas A y D) relevantes para las deficiencias nutricionales prevalentes en las regiones. Estos productos deben ser asequibles y accesibles.
Iniciativas de "Donación Inteligente" con Foco en Alimentos Perecederos y Reducción del Desperdicio: Las empresas con excedentes alimentarios (supermercados, restaurantes, hoteles, procesadores) establecen alianzas con bancos de alimentos, organizaciones comunitarias y la logística para asegurar que los alimentos aptos para el consumo, especialmente frutas, verduras, lácteos y carnes (perecederos con alto valor nutricional), sean rescatados y distribuidos eficientemente antes de su caducidad. Esto incluye inversión en infraestructura de frío y transporte.
Programas de "Mentoring y Desarrollo de Capacidades para Emprendedores Locales" en la Cadena de Valor Alimentaria. Empresas con experiencia en gestión, logística, marketing o finanzas ofrecen mentoría y capacitación a pequeños productores, procesadores o distribuidores de alimentos en las regiones vulnerables.
Estas acciones no solo demuestran un compromiso genuino de la empresa con el bienestar social, sino que también construyen un camino claro hacia la erradicación del hambre y la malnutrición, dejando un legado de salud y desarrollo sostenible en nuestras regiones.
Fuente: LA REPÚBLICA