Ballenas jorobadas llegan al Pacífico colombiano para su apareamiento: estas son las fechas de la nueva temporada de avistamientos
Operadores turísticos aplican regulaciones para proteger a los cetáceos frente al ruido y la cercanía de embarcaciones, mientras preservan uno de los espectáculos marinos más importantes del país - crédito Paul Cottis / Sarem
Por: Daniel Esteban Reyes Espinosa
Cada año, entre los meses de julio y noviembre, las costas del Pacífico colombiano se convierten en el escenario de uno de los espectáculos naturales más impresionantes del país: el avistamiento de ballenas jorobadas.
Estas majestuosas criaturas recorren aproximadamente 8.500 kilómetros desde las frías aguas de la Antártida hasta las cálidas costas de Colombia, con el propósito de aparearse y dar a luz a sus crías.
Según 90 Minutos, este fenómeno atrae a miles de turistas nacionales e internacionales, consolidándose como una actividad clave para el turismo y la conservación en la región.
El avistamiento de ballenas se concentra principalmente en los departamentos de Chocó, Valle del Cauca y Nariño, donde destinos como Nuquí, Bahía Solano, Buenaventura y Tumaco se han convertido en puntos estratégicos para observar a estos gigantes marinos.
Cada entre julio y noviembre, ballenas gigantes arriban tras un viaje monumental. Su impacto va más allá de lo visual, tocando la sostenibilidad medioambiental y el turismo responsable - crédito @villadelpalmarl / Instagram
De acuerdo con Booking.com, Nuquí, ubicado en el Golfo de Tribugá, es especialmente popular en octubre, cuando los ballenatos recién nacidos pueden ser vistos de cerca.
Además, este lugar ofrece atractivos adicionales como la Cascada del Amor, baños termales y manglares ideales para el buceo, lo que lo posiciona como un destino tendencia para 2025.
En Bahía Solano, conocida como la “Puerta del Pacífico”, los visitantes pueden disfrutar del avistamiento desde las playas o mediante recorridos en bote.
Este destino no solo destaca por las ballenas, sino también por su biodiversidad, que incluye aves migratorias, tortugas en desove y delfines.
Por su parte, Buenaventura, en el Valle del Cauca, es otro punto clave, especialmente en Bahía Málaga, donde se organizan excursiones en barco para observar a las ballenas en su hábitat natural. Este lugar alberga más de 1.000 especies de fauna y flora, y ofrece actividades como kayak y caminatas por acantilados.
Operadores turísticos aplican regulaciones para proteger a los cetáceos frente al ruido y la cercanía de embarcaciones, mientras preservan uno de los espectáculos marinos más importantes del país - crédito vanessarojas28/ TikTok
En el extremo sur, Tumaco, en Nariño, es el primer municipio colombiano al que llegan las ballenas durante su migración anual.
En la ensenada que abarca desde el cabo Manglares hasta la isla de Bocagrande, es común ver a estos cetáceos saltando y moviendo sus enormes colas junto a sus crías, brindando una experiencia única para los visitantes.
El impacto de este fenómeno trasciende lo turístico. Según 90 Minutos, el avistamiento de ballenas tiene un valor ecológico, económico y cultural significativo para las comunidades costeras.
El turismo responsable asociado a esta actividad ha fomentado el desarrollo sostenible, generando empleo y promoviendo la conservación del entorno marino. Durante la temporada de 2024, la Dirección General Marítima reportó que solo en Buenaventura se movilizaron cerca de 228.000 turistas, lo que evidencia la creciente popularidad de esta actividad.
Sin embargo, el aumento de visitantes y embarcaciones plantea desafíos importantes. 90 Minutos detalla que el ruido de los motores, la cercanía excesiva a los cetáceos y el incumplimiento de las normativas pueden alterar el comportamiento natural de las ballenas.
Este fenómeno anual no solo maravilla a turistas, sino que plantea retos ecológicos y económicos claves para el Pacífico colombiano, con regulaciones estrictas que buscan proteger su hábitat - crédito Aventure Colombia
Por ello, entidades como Parques Nacionales Naturales y la Autoridad Marítima Colombiana han establecido regulaciones estrictas. Las embarcaciones deben mantener una distancia mínima de 200 metros, evitar rodear o perseguir a las ballenas y limitar el tiempo de observación.
Además de su importancia turística, el avistamiento de ballenas es una oportunidad para reflexionar sobre la conservación de la biodiversidad marina.
Según 90 Minutos, las ballenas jorobadas enfrentan amenazas como la contaminación de los océanos, el cambio climático y la pesca industrial. Su presencia en las aguas colombianas es un indicador de la salud del ecosistema marino, lo que subraya la necesidad de proteger estos hábitats.
El Pacífico colombiano no solo ofrece un espectáculo natural inolvidable, sino que también invita a un turismo consciente y respetuoso con el medio ambiente. Desde Nuquí hasta Tumaco, las comunidades locales han encontrado en esta actividad una forma de potenciar el turismo sostenible, promoviendo al mismo tiempo la conservación de una de las especies más emblemáticas del océano.
Fuente: INFOBAE