En los años ochenta, los liderazgos se expresaban con poderes casi omnipotentes y frases que ponían en blanco y negro objetivos y metas bajadas del Olimpo. Las evaluaciones de desempeño eran a rajatabla y en una sola vía. La confianza la otorgaban los jefes a los subordinados, y el acceso al círculo de los privilegiados dependía del esfuerzo por ob...