Lecciones para rendir cuentas en acción climática al ritmo de Coldplay

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Por: María Alejandra González y Juan Felipe Gaviria

Desde el Centro de Gerencia y Empresa de la Universidad Eafit publicamos un análisis de los informes de sostenibilidad de las 100 empresas más grandes de Colombia. En nuestro documento identificamos errores comunes, tanto conceptuales como prácticos, en los que caen las empresas a la hora de publicar sus informes de sostenibilidad y también cuáles empresas han logrado resolverlos de manera notable. Sin embargo, durante nuestras revisiones también encontramos un informe dedicado específicamente a rendir cuenta en su impacto y acción climática que logró evadir todos los errores que habíamos identificado y se volvió un ejemplo de lo que debe hacerse a la hora de encaminarse en este tipo de esfuerzos. Inesperadamente, este informe venía de lo que se conoce popularmente como una “banda musical”.

En primer lugar, es importante saber que los informes de sostenibilidad son documentos que empresas de diversos sectores publican a manera de rendición pública de cuentas sobre los impactos que sus operaciones y decisiones tienen sobre la sociedad, el medio ambiente y los mercados, y sus acciones para mitigar los impactos negativos. En este ejercicio de transparencia, la idea es exponer el entendimiento que tiene la empresa de sí misma (para así, ojalá mejorar). Por ello, es importante tener la capacidad de reconocer en este proceso lo que salió bien y lo que no tan bien de los esfuerzos incurridos. Esto es algo que es difícil para compañías que tienen un departamento de relaciones públicas que luchará -con buenas razones e intenciones- en contra de admitir errores que, de otra manera, jamás los conocería el público. Con ese conjunto de datos, se busca darles a los consumidores, inversionistas y otros grupos de interés herramientas para formarse una opinión que conduzca a decisiones informadas.

Es sorprendente que una banda musical publique un informe de sostenibilidad de una gira, pero es coherente con el propósito de estos informes. Como entidad que ofrece servicios, como una “empresa artística”, sus actividades también -como ellos lo admiten- afectan el medio ambiente, particularmente el clima. ¿Cómo entonces decidieron hacerlo?

Coldplay, desde que empezó a diseñar su octava gira mundial, decidió que haría esfuerzos para mitigar su impacto ambiental. Era, de cierto modo, un reto con fronteras claras desde el principio. Empezaron por medir los impactos con una serie de shows que usaron como base y la meta final era reducir las emisiones en 50%, comparado a su gira pasada.

Su filosofía base fue que el informe sería el resultado de un esfuerzo consciente y mensurable de los impactos en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de sus actividades como banda. Y eso hacen y reportan, desde todos los ángulos que están trabajando: qué se logró, qué no, por qué, y cómo.

Se concentraron en mitigar las emisiones controlables, como el uso de electricidad y agua dentro del concierto, el modo de transporte de los equipos de trabajo y sonido; también las rutas de transporte abiertas al público para la ida y el regreso del concierto. Para las emisiones no controlables, en base a los principios Oxford de Net-Zero, se usarían recursos para compensarlas (siembra de árboles, bonos de carbono, etc.).

No caían en un error conceptual común, sino que se anticiparon a resolverlo con la fijación de metas de acción por el clima anticipadas pues los informes de sostenibilidad no son un listado de acciones positivas que se recogen después de que se realizaron fortuitamente sin ninguna planeación (aunque en algunos informes de las empresas colombianas que analizamos ese parecía ser el actuar).

De esa manera, la presentación del plan de sostenibilidad (puntualmente en acción climática) y el balance de impactos en el clima de Coldplay, después de la mitad de la gira, lograron materializar un informe profundamente exitoso, transparente e impactante. El primer documento, presenta cómo se llevaron a cabo los esfuerzos de mitigación, delineando los aliados principales y declarando metas claras cuantificables para evaluar los resultados de estos esfuerzos una vez terminara la gira.

Quizás una de las mejores frases va en la introducción de la sección final del documento de preparación: “Reconocemos que, a pesar de nuestros esfuerzos, la gira tendrá una importante huella de carbono.”

En ningún momento se trata de evadir la responsabilidad de que sus actividades van a tener un impacto negativo de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Por eso, al mismo tiempo, se ven más valiosos los esfuerzos que incurren. Son conscientes de que su efectividad no será perfecta. Por lo contrario, reconocen que son necesarios, precisamente por su imperfección.

Por otro lado, su balance ambiental, publicado en junio de 2023, desde el primer párrafo vuelve a repetir la meta: reducir las emisiones de GEI en 50%, y una vez más, con un toque de sinceridad admiten, “algunas cosas están funcionando y hay otras que necesitan mejoras”. Declaran, mencionando por nombre el auditor independiente que evaluó el impacto de los primeros 12 meses de tour, que se han reducido en 47% las emisiones de GEI comparadas a su gira pasada. Las figuras de impacto no solo son detalladas, sino que también mencionan sus fuentes, y cómo fueron calculadas. Dentro de este documento también se hace mención a uno de los grandes problemas de medición y reporte de emisiones de una manera directa, rigurosa y verificable:

“Reconocemos que, hasta la fecha, no existe una norma industrial sobre giras sostenibles ni una metodología centralizada para la notificación de emisiones en este sector.” Si bien existen métricas estandarizadas para reportar emisiones de GEI de servicios, en este caso concierto, consideramos esta declaración altamente ejemplarizante en intención de acción y transparencia.

Después de dos años en gira, el Music of Spheres World Tour se convirtió en el tercer tour más taquillero en la historia. Tiene un total de 176 espectáculos planeados y ya han vendido más de 4 millones de boletas. Si la gira fuera una empresa en Colombia, sería la #41 por ingresos anuales.

Coldplay ha demostrado que, aunque los problemas relacionados con los incentivos y el comportamiento de las empresas son difíciles de superar, la mejor manera para abordarlo es a través de la transparencia voluntaria. En vez de delinear una extensa política de Responsabilidad Social Corporativa, Coldplay dejó claro que -con fijación de metas, transparencia, planeación de acciones concretas y alianzas estratégicas- se pueden mitigar las externalidades negativas y deliberadamente el impactar positivamente con cualquier tipo de operación. Un gran ejemplo que también puede replicarse en diversos sectores empresariales de nuestro país, para lo cual les invitamos a leer nuestro análisis completo.

Fuente: LA REPÚBLICA